«Se busca almacenero para un pueblo», publicó en sus redes sociales la Asociación Civil Proyecto Pulpería para la búsqueda de una persona que atienda el almacén de ramos generales de El Pensamiento, un paraje del partido bonaerense de Coronel Pringles que tiene apenas cuatro habitantes, como parte de su proyecto de repoblación de los pueblos del interior que fueron abandonados tras el cierre del tren y que buscan reflotar gracias al turismo rural y a las personas que quieren llevar una nueva vida lejos de la ciudad.
«Decidimos ayudar a conseguir un almacenero y recibimos más de 4.000 postulaciones de gente desde Salta hasta Santa Cruz que quieren atender ese negocio. ¡Nos abrumó!», dijo a Télam Leandro Vesco, presidente de Proyecto Pulpería, una ONG que nació en 2007 para «recuperar, proteger y revalorizar la vida rural bonaerense».
«Hay un fenómeno muy grande, la gente quiere irse de la ciudad y tener mayor calidad de vida en los pueblos», aseguró.
Proyecto Pulpería busca revalorizar los pequeños pueblos y parajes del interior bonaerense a través del desarrollo comercial y cultural de estaciones de trenes, almacenes de ramos generales y otros lugares importantes para las comunidades, funcionando como nexo entre el gran público y los lugareños.
«Fuimos pioneros en el trabajo de los pueblos, pensamos que para cambiar la realidad había que hacer trabajos en el territorio. Empezamos a hablar repoblación cuando los pueblos todavía sufrían esa herida abierta que es la pérdida de los ramales ferroviarios», afirmó Vesco. Y contó que por entonces el debate en los pueblos «era si cerrar la persiana e irnos todos o empezar a hacer algunas cosas».
La ONG realizó más de 60 acciones directas, entre ellas: la apertura de bibliotecas, la instalación de antenas de internet y la creación de centros culturales en pueblos bonaerenses como Gascón, Erize o El Pensamiento.
Tras una campaña de difusión, en El Faro, en Coronel Dorrego, consiguieron que se arregle la estación de tren para que los 14 habitantes puedan vender sus producciones al turismo.
La fundación también implementó dos campañas de repoblación que resultaron exitosas, una en la localidad de Gascón y otra en El Faro, donde cinco familias recibieron terrenos de varias hectáreas, sin costo, para llevar adelante emprendimientos sustentables y de impacto social
«Hicimos dos campañas de repoblación que fueron exitosas, fueron experiencias muy positivas pero también muy desgastantes. En Gascón había menos de 100 habitantes y hoy tiene más de 144, la gente empezó a tener hijos allí. Estas familias se transformaron en actores principales del pueblo», comentó Vesco.
En este proceso, hubo una revalorización de las pulperías y ya hay más de 50 de estos espacios en el ámbito rural bonaerense, que hoy en día gozan de buena salud gracias al turismo rural y la gastronomía.
«Son fundamentales porque la cultura del pueblo se manifiesta en esos almacenes de ramos generales, son los puntos de encuentro por excelencia, siempre lo fueron», explicó.
Vesco es periodista y autor de la saga de libros «Desconocida Buenos Aires», donde en cuatro tomos expuso sus más de 20 años de viajes por los pueblos bonaerenses recuperando «el trabajo y la cultura de la gente que está tierra adentro», como él mismo aseguró.
En Proyecto Pulpería elaboraron una iniciativa de repoblación que presentaron a los gobiernos nacional y provincial con un mapeo de 200 pueblos bonaerenses que tienen entre 100 y 1000 habitantes y que son susceptibles de repoblarse porque tienen terrenos fiscales.
«Siempre hay que estar en contacto con los pobladores para ver qué necesitan, si es un peluquero, un panadero, un electricista o un profesor de inglés. Que la gente nos diga lo que hace falta. Cuando se ponen de acuerdo, iniciamos la búsqueda», contó Vesco sobre el trabajo de la ONG y aseveró que «los pueblos rechazan a las personas que no quieren trabajar».
La explosión hace unos años del turismo rural es la clave para la revalorización de estos pueblos, ya que distintas iniciativas gastronómicas o de servicios se están afincando para darle nuevas experiencias a los turistas alejadas de los grandes centros urbanos.
«El turismo rural empezó a estar de moda y es el nicho de turismo que más crece en Argentina. La gente está dejando de ir a los lugares tradicionales y se está desviando de la ruta buscando un turismo de experiencia, donde la gastronomía y la tranquilidad son los pilares. El turismo es una posibilidad de crecimiento real para el ámbito rural del país», aseguró Vesco.
Uno de los casos más paradigmáticos de este tipo de turismo es el de Pedro Meier, que es el único habitante de Quiñihual, un pueblo a 502 kilómetros de Capital Federal que quedó vacío por la desaparición del ferrocarril, donde en su pulpería recibe decenas de turistas todas las semanas.
«Pedro atiende un almacén de ramos generales y se transformó en un ‘personaje de culto’ y todos los fines de semana hay una legión de gente que va a visitarlo para probar sus quesos y charlar con él», contó Vesco.
Además del turismo rural, lo que está ayudando a repoblar los pueblos del interior bonaerense es el cambio a raíz de la pandemia que se plantearon muchas familias que se cansaron de la vida en la ciudad y eligieron comenzar de nuevo en ámbitos más conectados con la naturaleza.
«Vi todo un proceso con la pandemia que aún hoy está activo, muchísimas personas eligieron cambiar de vida, muchos incluso haciendo mudanzas clandestinas porque no se podía en el aislamiento. Hubo pueblos del sudoeste bonaerense que recibieron mucha gente como Tornquist, Pigüe o Coronel Suárez. Son lugares con un paisaje bonito y hay muchas oportunidades para emprendimientos turísticos. Hay un cambio en marcha», concluyó Vesco.
Por: Iván Hojman